El embarazo y el parto suponen un gran esfuerzo físico para las mujeres, pero el nacimiento tampoco es un camino de rosas para el bebé.
De hecho, gracias a la realización de resonancias magnéticas antes y después del parto, un equipo de investigación demostró, hace unos meses, el grado en que los huesos del cráneo del bebé se desplazan y se superponen entre ellos.
Precisamente, ese proceso puede provocar una deformación de todo el cráneo y puede ser una de las causas de lo que se conoce como plagiocefalia.
En este artículo, os explicaremos en qué consiste esta afección, cuáles son sus tipos y cómo se puede diagnosticar, tratar y prevenir. ¡Sigue leyendo!
¿Qué es la plagiocefalia?
La plagiocefalia es una afección en la que la cabeza del bebé tiene un punto plano o deformado. Los huesos del cráneo no se fusionan ni se endurecen por completo hasta varios meses después del nacimiento y los huesos suaves y flexibles permiten un paso más fácil a través del canal del parto, dándole al cerebro del bebé un amplio espacio para crecer.
Precisamente, los huesos blandos también significan que la cabeza del bebé puede cambiar de forma y eso puede hacer que la cabeza del bebé se vea asimétrica. De hecho, algunos describen la cabeza como un paralelogramo cuando se observa desde arriba.
Existen dos tipos principales de plagiocefalia: la posicional y la congénita. La plagiocefalia posicional o “síndrome de cabeza plana”, es el más común, ocurriendo en aproximadamente el 50% de los niños.
Por su parte, la plagiocefalia congénita o craneosinostotis es un defecto congénito poco común, causado por el cierre de una sutura coronal que va desde la parte superior de la cabeza hacia cualquiera de las orejas.
¿Cuáles son sus causas y sus síntomas?
A la hora de hablar de las causas de la plagiocefalia, debemos tener en cuenta los dos tipos que existen. En primer lugar, nos vamos a centrar en la plagiocefalia posicional, que puede ocurrir de múltiples maneras.
En primer lugar, la posición para dormir. Poner al bebé a dormir en la misma posición día tras día, ejerce una presión constante sobre las mismas partes del cráneo. Por eso, tienen un mayor riesgo de padecer esta enfermedad en los primeros cuatro meses de vida, antes de que tengan la capacidad de darse la vuelta por sí mismos.
Otra causa es cuando el espacio del útero es estrecho, el cráneo del bebé tiene un riesgo mayor de lo normal de ser comprimido, lo que puede conllevar a la plagiocefalia.
Los bebés que nacen prematuramente tienen huesos más blandos que los que nacen a término. Por tanto, son más propensos a tener estadías prolongadas en el hospital, donde pasan gran parte de su tiempo acostados boca arriba. La plagiocefalia posicional es más común en bebés prematuros que en bebés nacidos a término.
Los fórceps o el parto con ventosa también puede causar este tipo de afección, puesto que ejercen presión sobre el cráneo y sus huesos maleables, al igual que el tortícolis muscular, que provoca que los músculos del cuello del bebé estén rígidos o desequilibrados.
Por su parte, la plagiocefalia congénita o craneosinostosis es un defecto congénito. Cuando un bebé nace, las costuras de su cabeza deben estar abiertas y suaves, lo que permite al cráneo crecer y remodelarse en los primeros años. No obstante, con la craneosinostosis, una o más de las costuras se cierran temprano, lo que afecta la forma de la cabeza del bebé. Además, también puede ser hereditario.
En cuanto a los síntomas, los signos de la afección varían según el tipo y el nivel de gravedad.
Entre los síntomas comunes de la plagiocefalia posicional se encuentra el aplanamiento en un lado de la parte posterior de la cabeza, oreja empujada hacia adelante en ese mismo lado, cabeza inclinada hacia un lado, frente abultada en el mismo lado de la cabeza y anomalía faciales que incluyen pómulos desiguales, cuencas oculares y mandíbula inferior.
Los síntomas de la plagiocefalia congénita incluyen “punto blando” faltante, lleno o abultado en el cráneo del recién nacido, crestas óseas a lo largo de las suturas afectadas, anomalías faciales que incluyen frente y cejas abultadas en un lado, pómulos desiguales, cuencas de los ojos o mandíbula inferior, vasos sanguíneos prominentes en el cuero cabelludo, mala alimentación o vómitos y convulsiones.
Diagnóstico y tratamiento de la plagiocefalia
El cráneo de un bebé recién nacido es naturalmente suave y continuará creciendo con el tiempo. Los padres pueden identificar si la cabeza del bebé no está creciendo o parece deformada al monitorearla regularmente, al igual que el profesional médico, que medirá la cabeza del bebé en los controles de rutina.
La recomendación es observar la cabeza directamente desde arriba. Además, no se requieren pruebas para diagnosticar el síndrome de cabeza plana y si el médico sospecha de una posible plagiocefalia congénita, es posible que solicite pruebas adicionales, como una radiografía.
En este sentido, según el tipo y el nivel de la afección del bebé, los médicos pueden recomendar una o más opciones de tratamiento, que, generalmente, debe comenzar a una edad temprana, entre los 3 y los 18 meses, que es cuando el cráneo se está formando.
El pediatra hará el diagnóstico inicial y, generalmente, recomendará un curso de terapia posicional o terapia de contraposiciones. Se trata de una práctica que enseña cómo alternar regularmente la posición de la cabeza del bebé. Por ejemplo, si el bebé prefiere dormir con la mejilla izquierda apoyada contra el colchón de la cuna, se puede cambiar la posición de la cabeza de modo que duerma sobre la mejilla derecha.
Si el bebé tiene tortícolis muscular, el profesional de la salud puede recomendar ejercicios de estiramiento para aumentar el rango de movimiento de su cuello.
Uno de los tratamientos más destacados es la terapia de casco corrector, que implica que el bebé use un casco o una banda moldeadora que ayudará suavemente a reformar el cráneo en una forma simétrica. Este casco se utiliza durante varios meses y la tasa de éxito de este tratamiento es alta.
Los ajustes del casco deben realizarse cada una o dos semanas, ya que la cabeza del bebé crece muy rápidamente. Esto implica ajustar el forro de espuma o las partes del casco de plástico exteriores. Además, es importante que no se compren cascos sin consultar antes a un médico especialista.
El bebé usará el casco 23 horas y media al día, con la excepción de la media hora reservada para bañarse, y se debe controlar la piel del bebé para asegurarse de que no se irrite.
La última opción de tratamiento es la cirugía, aunque esta no suele ser necesaria en casos de plagiocefalia posicional, aunque sí es necesaria en la mayoría de los casos de plagiocefalia congénita cuando las suturas se han cerrado y se debe liberar la presión en el cráneo.
¿Se puede prevenir la plagiocefalia?
Hay varias cosas que se pueden hacer para ayudar a evitar que un bebé desarrolle una plagiocefalia posicional. La primera de ellas es alternar la posición de la cabeza mientras duerme o usar un colchón o almohada especial que ejerza menos presión sobre la cabeza.
Además, se puede poner al bebé un tiempo boca abajo. Eso sí, supervisándolo y teniendo en cuenta que debe ir alternando, es decir, puede comenzar una sesión de tres a cinco minutos, dos o tres veces al día, hasta un total de 40 o 60 minutos boca abajo por día.
También es importante sostener en posición vertical al bebé, en lugar de colocarlo en su cuna, asiento de seguridad o columpio, y cambiar las posiciones de alimentación.