Las ostomías son procedimientos estándar en la práctica de la cirugía y, generalmente, se realizan provocados por una enfermedad oncológica. Según el Libro Blanco de la Ostomía en España, 16.000 nuevos pacientes reciben una ostomía cada año. Una cifra que se encuentra en alza conforme pasa el tiempo.
Este tipo de intervenciones ocasionan un gran impacto físico, social, laboral, económico y psicológico en los pacientes, ya que alteran su imagen corporal y dificultan que estos se reincorporen a su vida diaria. Por eso, es importante contar con profesionales de la salud formados y cualificados en el manejo del paciente ostomizado y en el impacto que esta intervención tiene en su salud.
Existen varios tipos de ostomía y uno de los más destacados es la colostomía. En este artículo, vamos a profundizar en ella y te contaremos en qué consiste, cómo es el procedimiento y cuáles son sus tipos, riesgos y cuidados.
¿Qué es una colostomía?
Una colostomía, o terapia de derivación intestinal, es un procedimiento quirúrgico por el cual se saca un extremo del intestino grueso a través de la pared abdominal. Durante este procedimiento, un extremo del colon se desvía a través de una incisión en la pared abdominal para crear un estoma, que es una abertura de la piel donde se adhiere una bolsa para recolectar las heces.
De esta forma, las personas con colostomías temporales o de largo plazo tienen bolsas adheridas a los costados donde se acumulan las heces y se pueden desechar fácilmente. No obstante, hay que destacar que las colostomías no siempre son permanentes, especialmente en niños con defectos de nacimiento.
Lo cierto es que una colostomía también puede ser el resultado de uno o varios procedimientos para corregir problemas en el tracto digestivo inferior. Es decir, se suelen realizar debido a problemas con el intestino delgado.
Por ejemplo, si el colon se enferma, como en el caso del cáncer de colon, se realizan colostomías permanentes y el colon se puede extirpar por completo. Así, las condiciones en las que se puede necesitar una colostomía permanente incluyen un bloqueo, una herida, la Enfermedad de Crohn o el cáncer colonrectal.
También se necesita cuando se producen colónicos, que es tejido adiposo adicional que crece centro del colon y que pueden convertirse en cáncer, diverticulitis, que ocurre cuando los divertículos se infectan o inflaman, con el ano imperforado, el síndrome del intestino irritable o cuando hay colitis ulcerosa, que es una enfermedad inflamatoria intestinal que causa la inflamación a largo plazo del tracto digestivo.
Tipos de colostomía
Existen varios tipos de colostomía, que se clasifican según el nombre de la sección del colon en la que se necesita. En este apartado, nos vamos a centrar en cuatro: colostomía sigmoidea, colostomía transversal, colostomía descendente y colostomía ascendente.
La primera de ellas, la colostomía sigmoidea, es el tipo más común. El colon sigmoideo se encuentra en la parte inferior del intestino grueso y mueve los desechos al recto. Estas colostomías producen heces más sólidas y regulares que otras colostomías.
En la colostomía transversal, el colon transverso cruza la parte superior del abdomen. Las heces en esta zona suelen ser blandas y esto se debe a que solo una pequeña parte del colon ha absorbido agua del material no digerible. Este tipo común de colostomía se puede dividir en tres:
El tercer tipo de colostomía es el descendente. El colon descendente lleva los desechos hacia el lado izquierdo del abdomen. En este tipo, las heces suelen ser firmes porque se han movido a través de las partes activas del colon.
Por último, es encuentra la colostomía ascendente. En este caso, el colon descendente va desde el comienzo del intestino grueso hasta el lado derecho del abdomen. Generalmente, en este procedimiento, solo una parte del colon sigue funcionando, por lo que se absorbe poca agua de los desechos. Esto significa que las heces suelen ser líquidas. Este tipo de colostomía es poco común.
¿Cómo se realiza una colostomía?
A la hora de realizar una colostomía, antes de la cirugía, el profesional de enfermería le colocará un acceso intravenoso o una vía intravenosa al paciente. Esto permitirá que el personal del hospital le administre líquidos y medicamentos fácilmente, además de ser la forma en la que administrarán la anestesia general.
Una vez dormido, trasladado al quirófano y preparado para la operación, el cirujano hará una incisión en el abdomen. Esta incisión puede ser grande o puede ser una serie de incisiones pequeñas, que suelen utilizarse para la laparoscopia.
La laparoscopia implica el uso de pequeñas herramientas y una cámara que se inserta en la incisión y que tiene el objetivo de guiar al médico durante la cirugía.
Durante la cirugía, el profesional de la salud localizará la parte ideal del intestino grueso para la apertura o estoma, cortará el intestino en el área apropiada y lo llevará a través de la pared abdominal. El médico implantará quirúrgicamente el anillo en la pared abdominal, que mantendrá el extremo del intestino en su lugar.
Generalmente, este anillo puede ser permanente o colocarse temporalmente para ayudar a que la piel sane alrededor del intestino expuesto. Una vez todo esté en su lugar, el médico cerrará la herida con puntos de sutura y se trasladará al paciente a la sala de recuperación.
Riesgos de una colostomía
Una colostomía es una cirugía mayor y, al igual que cualquier cirugía, es importante tener en cuenta que existen riesgos de reacciones alérgicas a la anestesia o sangrado excesivo. Por eso, antes de realizar la operación, el profesional de la salud debe explicar al paciente los riesgos personales, de la cirugía, las posibles complicaciones y también las ventajas.
Algunos de los riesgos que conlleva la colostomía son: un bloqueo de la colostomía, el daño a otros órganos, una infección, hemorragia interna, problemas de tejido cicatricial, un prolapso de la colostomía, una herida que se abre o una hernia, que ocurre cuando un órgano interno empuja a través de un área débil del músculo.
Es importante tener en cuenta algunos aspectos, como que, durante los primeros días después de la cirugía, es posible que se tenga una evacuación de heces mayor de lo normal. En teoría, conforme el cuerpo se vaya acostumbrando al estoma, esta cantidad disminuirá, pero si no disminuye después de unos días, debe ponerse en contacto con el médico.
Pasar grandes cantidades de materia fecal significa que puede estar perdiendo demasiado líquido y esto podría provocar un desequilibrio en los niveles de electrolitos.
Al igual que con las heces, también se necesita liberar gas de la bolsa de colostomía. La forma de hacerlo depende del tipo de bolsa, pero es importante evitar que esta se estire demasiado, se salga del abdomen o estalle. Las cantidades de gas depositadas en la bolsa dependerán del tipo de colostomía y la dieta.
Por otro lado, si las píldoras recubiertas o las cápsulas de liberación prolongada salen intactas en la bolsa, puede significar que el cuerpo no está absorbiendo completamente el medicamento. En estos casos, también se debe avisar al profesional médico.
Por último, hay veces en las que se puede bloquear el estoma con un trozo de comida no digerida y tejido cicatricial. Esto conlleva a que las heces y los gases no puedan pasar a la bolsa, lo que puede provocar dolor, hinchazón abdominal, náuseas y vómitos.
Cuidados de una colostomía
La mayoría de las personas, después de una colostomía, permanecen en el hospital hasta una semana después. No obstante, es cierto que la recuperación completa de una colostomía puede durar hasta 2 meses, en los que la persona tendrá límites sobre su alimentación.
Si la colostomía es temporal, posiblemente se necesita una cirugía de revisión o cierre después de que el colon haya sanado.
Uno de los aspectos más importantes, a la hora de cuidar a una persona con una colostomía, es vaciar la bolsa. Este proceso se debe realizar varias veces al día, ya que no se puede controlar cuándo las heces y los gases entran en ella.
En este sentido, es mejor vaciarlo cuando la bolsa esté menos de la mitad de su capacidad. Generalmente, hay dos tipos principales de bolsas: las de una pieza, que se adhieren directamente a la barrera cutánea, y las de dos, que incluye una barrera para la piel y una bolsa que se puede desprender del cuerpo.
Además de cambiar la bolsa, también es importante cuidar la piel que rodea el estoma, que estará enrojecida y puede sangrar ocasionalmente. Se debe mantener esa área limpia y seca y asegurarse de que la bolsa esté conectada correctamente al estoma.
Si la piel está húmeda, con bultos o con dolor, hay que contactar con el equipo de atención médica, ya que puede ser una infección.