El cáncer es una de las causas principales de muerte en todo el mundo: casi 10 millones de fallecimientos en 2020. Lo cierto es que es una patología que puede desarrollarse en cualquier parte del cuerpo y se origina cuando las células crecen sin control y sobrepasan en número a las células normales, lo que hace que el cuerpo no funcione de manera normal.
No obstante, gracias a los avances científicos y a la evolución de la tecnología, cada vez son más las personas que se someten a diversos tratamientos y recuperan una vida plena. En este sentido, uno de los tratamientos o terapias más novedosas y avanzadas tecnológicamente es la protonterapia, también conocida como terapia de protones.
¿Quieres saber en qué consiste exactamente esta terapia y cuáles son sus ventajas y desventajas? ¡Sigue leyendo! Te lo contamos a lo largo de este artículo.
¿En qué consiste la protonterapia o terapia de protones?
La terapia de protones, o terapia con haz de protones, es un tipo de tratamiento de radiación que utiliza un haz de protones para administrar radiación directamente al tumor. Se trata de una máquina que apunta al tumor de un paciente con una precisión submilimétrica al tiempo que evita los tejidos sanos cercanos y minimiza los efectos secundarios.
La radioterapia estándar ha evolucionado y mejorado a lo largo de los años y no hay duda de que es eficaz para controlar muchos cánceres, pero el principal problema son los rayos X. Estos están compuestos por fotones primarios y electrones secundarios que depositan su energía a lo largo de la trayectoria de luz hacia el tumor objetivo, pero también administración radiación a los tejidos sanos antes y después del sitio del tumor. Y esta radiación puede causar problemas de salud en el futuro.
Por eso, la ventaja de la terapia de protones es que el profesional de la salud puede controlar exactamente dónde libera el protón la mayor parte de su energía para combatir el cáncer. De hecho, a medida que los protones se mueven por el cuerpo, interactúan con los electrones y van liberando energía.
El punto donde se produce la mayor liberación de energía es el “pico de Bragg” y un médico puede designar su ubicación, causando el mayor daño a las células tumorales. Además, hay que tener en cuenta que un haz de protones se adapta a la forma y profundidad de un tumor sin afectar los tejidos y órganos sanos.
La terapia de protones es el método más avanzado tecnológicamente para administrar este tipo de tratamientos y sus características, que hemos comentado anteriormente, hacen que se reduzcan las dosis a los tejidos y órganos sanos, lo que conlleva a menos complicaciones y efectos secundarios que la radioterapia estándar.
¿Cómo funciona la terapia de protones?
La mejor manera de saber cómo funciona la terapia de protones es mirar la física y la ingeniería del acelerador de protones, o el sincrotrón, y el sistema de suministro de haz.
Antes de explicar cómo funciona esta terapia, es importante que hablemos de los protones. Así como los rayos X (también conocidos como fotones) se usan para tratar tumores, los rayos de los protones se puedan usar para irradiar tumores de manera similar. De hecho, no hay diferencia significativa en los efectos biológicos de ambos.
No obstante, los protones administran una dosis de radiación de una manera mucho más confinada al tejido tumoral que los fotones. Una vez que ingresan al cuerpo, liberan la mayor parte de su energía dentro de la región del tumor y, a diferencia de los fotones, administran solo una dosis mínima más allá de los límites del tumor.
En cuanto al proceso, el protón comienza su viaje en la fuente de iones. En fracciones de segundo, los átomos de hidrógeno se separan en electrones cargados negativamente y protones cargados positivamente. Así, los protones se inyectan a través de un tubo vacío con un acelerador lineal y, en solo unos microsegundos, la energía de los protones alcanza los 7 millones de electronvoltios.
Los haces de protones permanecen en el tubo de vacío cuando ingresa el sincrotrón (un tipo de acelerador de partículas) y la aceleración aumenta su energía de 70 millones a 250 millones de electronvoltios, suficiente para colocarlos a cualquier profundidad dentro del cuerpo del paciente.
Después de salir del sincrotrón, los protones se mueven a través de un sistema de transporte de haz compuesto por una serie de imanes que dan forma, enfocan y dirigen el haz de protones al lugar del tratamiento.
A medida de los protones pasan a través de la boquilla, un dispositivo hecho a medida da forma a este haz de protones y otro dispositivo da forma a los protones en tres dimensiones, lo que provoca que se entreguen a la profundidad del tumor.
Tipos de cánceres que se pueden tratar con la protonterapia
La terapia de protones se usa con mayor frecuencia para tratar el cáncer de cabeza y cuello y los cánceres pediátricos. De hecho, con esta terapia, se pueden tratar tanto tumores cancerosos como no cancerosos en niños y en adultos.
No obstante, tiene una especial relevancia cuando se trata de tumores cerebrales y de médula espinal en niños, ya que a menudo sufren efectos secundarios duraderos de los tratamientos tóxicos contra el cáncer.
En general, los haces de protones se pueden usar para tratar: sarcomas, cáncer de mama, cáncer de próstata, rabdomiosarcoma, melanoma, cáncer de pulmón, cáncer de cabeza y cuello, cáncer de hígado, cáncer de páncreas y tumores benignos.
Además, actualmente, los investigadores están estudiando los posibles beneficios que puede tener esta terapia en otros tipos de cánceres.
Ventajas de la terapia de protones
Tanto la radioterapia estándar como la terapia de protones funcionan según el mismo principio de dañar al ADN celular. No obstante, la principal ventaja del tratamiento de protonterapia es que los protones depositan lentamente su energía a medida que viajan hacia el tumor canceroso y luego depositan la mayor parte de la dosis de radiación directamente en el tumor, sin viajar más a través del cuerpo.
Esto reduce que los órganos y tejidos menos sanos (como el cerebro, corazón o cavidad bucal) reciban radiación innecesaria, lo que conlleva a menos complicaciones y efectos secundarios. Además, también provoca un impacto menos directo sobre el tumor y un mayor control.
Asimismo, al permitir el uso de una dosis de radiación más alta en el tumor, esto permite que, con esta terapia, se maximice la posibilidad de destruirlo.
Efectos secundarios de la terapia de protones
Los efectos secundarios de los protones son similares a los otros métodos de tratamiento con radiación. No obstante, debido a que esta técnica puede significar una menor exposición a la radiación, estos efectos pueden ser menores que los de la radiación tradicional.
Principalmente, los efectos secundarios aparecen gradualmente después del tratamiento y pueden incluir piel dolorida y enrojecida alrededor del área del tratamiento, pérdida del cabello en la zona del tratamiento y cansancio o poca energía. Además, dependiendo del área tratada, también pueden incluir dolores de cabeza y problemas con la alimentación y digestión.