Un estudio realizado en 2016 por la psicóloga Karrie Godwin y un grupo de investigadores calcularon lo atentos que estaban los estudiantes a lo largo de las clases. Así, descubrieron que pasan más de una cuarta parte del tiempo distraídos y no son capaces de poner atención constante a los profesores y que en una clase de 10 minutos la atención es más alta que en una clase de 30 minutos.
Además de aumentar la atención de los alumnos, existen otros beneficios de los descansos en la escuela, como la disminución del estrés, aumento de las funciones cerebrales, de las habilidades sociales y de las oportunidades de desarrollo creativo.
Otras investigaciones han descubierto que nuestros cerebros no están inactivos cuando descansamos. De hecho, no paran de procesar memorias para entender experiencias que hemos vivido. El cerebro está muy activo y tiene activas ciertas regiones que normalmente están inactivas cuando enfocamos el mundo exterior. Se ha demostrado en varios estudios que este "modo" es crucial para consolidar los recuerdos o memorias, reflexionar y planear el futuro. ¿Qué significa esto? Que los descansos son necesarios, saludables y además juegan un rol vital en el desarrollo.
Otro estudio ha concluido que, especialmente en los niños más chicos, los descansos también pueden ayudar a reducir el comportamiento disruptivo y aumentar la habilidad de continuar con ciertas tareas. El beneficio es doble: tanto estudiantes como profesores obtienen ganancias al tener pequeños descansos. De hecho, la American Psychological Association (APA), recomienda descansos constantes y actividades como la meditación o ejercicios para reducir los problemas asociados al estrés.
En los descansos largos, como el recreo, los estudiantes juegan y aprenden cosas como respetar turnos o resolver problemas y conflictos, son ideales para el desarrollo de habilidades importantes para la vida.
Pequeñas pausas, ejercicios a lo largo del día y pausas recreativas largas como los recreos aumentan la concentración de los estudiantes, la memoria y por ende, el desarrollo de sus habilidades cognitivas y sociales. El descanso, por lo tanto, no debe ser entendido como tiempo muerto, sino como una herramienta que, además de romper con la monotonía de largos periodos de tiempo, promueve el interés e impulsa el desarrollo y aprendizaje de todos los estudiantes.