El diagnóstico es un proceso esencial en el ámbito de la salud, ya que ayuda a identificar una enfermedad, afección o lesión por sus signos y síntomas. En este sentido, su importancia radica en que es esencial saber qué se tiene antes de poder tratarlo.
Hay ocasiones en las que la anamnesis o la exploración física no son suficientes para confirmar o descartar un diagnóstico clínico. Es entonces cuando se realiza una prueba complementaria, que se divide en varios tipos y entre las que se encuentran las pruebas de imagen.
Las pruebas de imagen son exámenes de diagnóstico donde se visualiza el cuerpo humano y se basan el radiodiagnóstico, la medicina nuclear, ultrasonidos y el magnetismo.
Precisamente, en este último grupo se encuentra la resonancia magnética, la técnica de diagnóstico por imagen no invasiva más potente para examinar el cerebro y la médula espinal.
¿Quieres saber más sobre esta prueba? ¡Sigue leyendo! A continuación, te explicamos todo lo que necesitas saber sobre ella.
¿Qué es la resonancia magnética?
La resonancia magnética es una tecnología de imágenes no invasiva que produce imágenes anatómicamente detalladas tridimensionales. Se trata de un procedimiento de diagnóstico médico que consiste en obtener imágenes de las estructuras internas del cuerpo humano, procesando las ondas de radio que se hacen pasar por la zona del cuerpo sometida a un campo magnético.
De esta forma, permite obtener imágenes de gran calidad y detalle, ayudando al profesional de la salud a detectar las variaciones en forma, consistencia y tamaño de los órganos, lo que ayuda u orienta el diagnóstico. Además, la resonancia emplea magnetismo, por lo que el paciente no se expone a ningún tipo de radiaciones ionizantes, como sucede en los rayos X.
Así, emplea potentes imanes que producen un fuerte campo magnético que obliga a los protones del cuerpo a alinearse con ese campo. Cuando se pulsa una corriente de radiofrecuencia a través del paciente, los protones se estimulan y se salen del equilibrio, esforzándose contra la atracción del campo magnético.
Cuando se apaga el campo de radiofrecuencia, los sensores de resonancia magnética pueden detectar la energía liberada cuando los protones se realinean con el campo magnético. El tiempo que tardan los protones en realinearse con el campo magnético, así como la cantidad de energía liberada, cambia según el entorno y la naturaleza química de las moléculas.
De esta forma, los profesionales de la salud pueden diferenciar entre varios tipos de tejidos basándose en estas propiedades magnéticas y, a menudo, la resonancia se utiliza para la detección, diagnóstico y seguimiento del tratamiento de enfermedades.
Funcionalidades de la resonancia magnética
Cuando otras pruebas diagnósticas más sencillas no han permitido hacer un diagnóstico de certeza, se emplea la resonancia magnética. Esta permite identificar masas tumorales, quistes, hemorragias, roturas de tejidos blandos, infartos, aneurismas intracraneales o en el corazón, los grandes vasos arteriales, en la espina dorsal, en las glándulas y órganos abdominales y en las estructuras blandas de las articulaciones y los músculos.
De esta forma, los escáneres de resonancia magnética son especialmente adecuados para obtener imágenes de las partes no óseas o los tejidos blandos del cuerpo. El cerebro, la médula espinal y los nervios, así como los músculos, ligamentos y tendones, se ven mucho más claramente con la resonancia magnética que con las radiografías y tomografías computarizadas regulares.
Por eso, la resonancia magnética se utiliza, por ejemplo, para obtener imágenes de lesiones de rodilla y hombro.
En el cerebro, la resonancia magnética puede diferenciar entre materia blanca y materia gris, así como utilizarse para diagnosticar aneurismas y tumores. Como uno usa rayos X u otra radiación, es la modalidad de imagen de elección cuando se requieren imágenes frecuentes para el diagnóstico o la terapia, especialmente en el cerebro.
Un tipo de resonancia magnética especializada es la resonancia magnética funcional, que se utiliza para observar las estructuras cerebrales y determinar qué áreas del cerebro se “activan” durante diversas tareas cognitivas. En este sentido, se utiliza para avanzar en la comprensión de la organización del cerebro y a evaluar el estado neurológico y el riesgo neuroquirúrgico.
Preparación, medidas y protocolo
Los riesgos potenciales de la resonancia magnética han sido estudiados con gran profundidad, pero no se ha encontrado, por el momento, ninguna alteración que pueda perjudicar la salud del paciente al que se realiza la prueba. No obstante, las corrientes inducidas en objetos metálicos implantados, como las prótesis, sí que pueden llegar a producir un cierto efecto calórico, pero sin ninguna relevancia para el estado de la persona.
Es importante que el paciente reciba una adecuada atención, ya que, en ocasiones, acude con cierto temor a la realización de la exploración, por lo que debe estar informado en todo momento. En este sentido, un procedimiento de actuación adecuado conlleva que el paciente reciba la atención adecuada, una información detallada de manera cuidadosa y comprensible y realice las pruebas en las mejores condiciones de tranquilidad y seguridad.
Además, es importante que firme voluntariamente el consentimiento informado, un documento explicativo en el que se describe el objetivo y las características de las pruebas, y aclarar todas las dudas e ideas erróneas que pueda tener sobre la prueba. Este documento debe ser firmado y entregado al equipo de radiología cuando se vaya a realizar la prueba.
Antes de acceder a la sala de la resonancia magnética, el personal sanitario debe asegurarse de que el paciente ha comprendido la información recibida y le acompañará hasta la cabina, donde se le facilitará una bata adecuada para la exploración.
Una vez entra en la sala, el responsable le ayudará a introducirse en el imán, asegurándose de que está lo más cómodo posible, teniendo especial cuidado con aquellos pacientes que precisen de un cuidado especial. Asimismo, en la sala se dispondrá de todo aquello que se precise para facilitar la comodidad del paciente y se le facilitará el timbre de aviso.
En el caso de ser necesario administrar al paciente algún tipo de contraste, la enfermera debe comprobar la dosis exacta, alergias conocidas, vía de administración y fecha de caducidad.
En algunos casos, los profesionales de la salud deben tener un especial cuidado y actuar de forma diferente. Por ejemplo, en el caso de las personas que sufren claustrofobia o estados de ansiedad, estos deben dedicar más tiempo a informarles, anticipándoles lo que van a sentir y oír y teniendo en cuenta que este tipo de pacientes tienen una mayor dificulta de concentración, irritabilidad, frecuencia cardíaca… Lo que conlleva a dificultar la realización de la prueba e, incluso, a suspenderla.
Con pacientes obesos, el profesional de la salud debe considerar el peso de la persona para adaptar adecuadamente el centraje y posicionamiento de la máquina y con pacientes inmovilizados, es importante tener en cuenta que el paciente debe permanecer en una postura determinada, lo que también podría originar dificultad para realizar la exploración.
Otro tipo de pacientes son los que precisan anestesia. En este caso, todo el material y aparataje de anestesia deberá estar expuesto al flujo del imán el menor tiempo posible, empleándose material no ferromagnético y prestando especial atención a la colocación del paciente para evitar posible obstrucción de vía aérea.
Por último, se encuentran los pacientes pediátricos, en cuyo caso se recomienda mantener la cercanía de los padres, aunque se les explique de manera sencilla en qué consiste la prueba.
En cuanto a los protocolos, existen muchos y dependen de cada una de las exploraciones, del centro laboral y de la máquina de la que se disponga, pero todos ellos tienen una serie de elementos en común, como la zona anatómica a estudiar, indicaciones de las exploraciones, preparación del paciente, posición y centraje del paciente, bobina, planos y secuencias.
Contraindicaciones de la resonancia magnética
Existen algunos riesgos derivados de la exploración mediante resonancia magnética y cada uno de ellos tiene un tipo de actuación diferente. Además, también hay que tener en cuenta las principales contrandicaciones.
La primera de ellas son los objetos metálicos internos en el paciente, como prótesis, clips o diferentes tipos de implantes metálicos, implantes activados eléctricamente, clips vasculares de aneurismas cerebrales, portadores de audífonos y prótesis dentales.
Además, en aquellos pacientes con tatuajes, se les debe informar de que podrán sentir calor en la zona y, si es así, tienen que comunicarlo, sin olvidar que la presencia de estos puede provocar errores en las imágenes obtenidas.
También hay que tener en cuenta los objetos metálicos externos al paciente, es decir, hay que asegurarse de que el paciente, al entrar en la sala, se encuentra desprovisto de todo material ferromagnético, como las horquillas, tarjetas de crédito, relojes, cadenas, monedas, llaves… El riesgo es que pueden salir disparados, como si fuese un proyectil, o bien alterar el funcionamiento del imán debido a la influencia del campo magnética. También hay que retirar el maquilla de los ojos y las lentillas.
En cuanto al embarazo, no se conocen los riesgos que puede tener la prueba sobre el feto, por lo que no se recomienda realizarla durante el embarazo, especialmente durante el primer trimestre. El contraste que se usa, el gadolinio, atraviesa la placenta y el efecto que puede tener sobre el feto es desconocido.
Con respecto a la lactancia, los fabricantes indican que no se debe amamantar al bebé durante 24-48 horas después de su administración. Sin embargo, las sociedades de radiología estadounidenses y europeas consideran que la cantidad de gadolinio que se excreta por la leche probablemente no tiene efectos tóxicos para el bebé.
Situaciones especiales durante la resonancia magnética
Durante la realización de la resonancia magnética, se debe tener en cuenta una serie de complicaciones que pueden suceder en el paciente consciente mientras se está realizando o, incluso, tras la realización de la misma.
Una de ellas es la ansiedad e hiperventilación, cuya clínica es ventilación excesiva, ansiedad, falta de aire, palpitaciones, molestias epigástricas, mareo y pérdida de conciencia. ¿Cómo debemos actuar? Hay que tranquilizar al paciente, pedirle que respire lentamente y facilitarle una bolsa para que pueda respirar.
El paciente también puede sufrir una crisis asmática, con dificultad respiratoria, sibilancias, sensación de opresión torácica, tos, palidez, cianosis de labios y, en asma grave, disnea, taquipnea y taquicardia. En esta situación, hay que cambiar de posición al paciente, aflojar la ropa, llevarle a un ambiente aireado y avisar al servicio de urgencia.
Otra de las complicaciones es una reacción vagal, con mareo, hipotensión arterial, acúfenos, visión borrosa, sudoración y frialdad, náuseas y debilidad de piernas. Hay que colocar al paciente en decúbito supino con piernas elevadas, aflojar ropas, con el ambiente aireado y en posición lateral de seguridad en caso de vomitar.
En la crisis convulsiva, el paciente pierde la conciencia, hay contracción o rigidez, sacudidas y somnolencia. En este caos, debemos introducir un objeto blando en la boca del paciente, abrir la vía aérea, vigilar las constantes y ponerlo en posición lateral de seguridad.
El Síndrome coronario agudo también puede aparecer como complicación en la resonancia magnética. El paciente sentirá dolor precordial, sensación de ahogo, sudoración y frialdad, náuseas, alteración del pulso y parada. Hay que colocar al paciente en decúbito supino o semisentado, controlar las constantes, avisar al servicio de urgencias y suministrarle medicación, en caso de que sea necesario.
Por último, se puede producir una reacción alérgica, cuya clínica en enrojecimiento, habones, prurito, angioedema moderado, rinitis, conjuntivitis y, en casos graves, sudoración, dificultad respiratoria, taquicardia, pulso débil, piel eritematosa, vómitos, diarrea, pérdida de consciencia y angioedema laríngeo.
En esta situación, tenemos que cesar la exposición al alérgeno, controlar las constantes, elevar las piernas en caso de hipotensión lateral, colocarlo en posición lateral de seguridad, suministrarle medicación (oxígeno, adrenalina, suero fisiólogico, corticoides y antihistamínicos) y avisar al servicio de urgencias.