En el verano las infecciones de oído son más frecuentes debido a los baños en las piscinas, los chapuzones en las playas y el exceso de humedad.
La continua exposición del oído al agua supone el riesgo de padecer inflamaciones en el conducto auditivo. Por eso, durante la época estival, es muy importante prestar atención y tomar todas las medidas necesarias para tener una buena higiene auditiva.
A lo largo de este artículo, vamos a explicar las características fundamentales para un buen diagnóstico, los síntomas más comunes y cómo realizar un buen tratamiento de la otitis. ¿Empezamos?
¿Qué es la otitis?
Casi todas las personas hemos padecido alguna otitis o inflamación del oído. Antes de los 3 años, 8 de cada 10 niños/as sufren otitis y cuando somos adultos, el oído sigue siendo una de las dianas más vulnerables para los gérmenes del catarro.
La otorrinolaringología es la especialidad que se encarga del estudio de las enfermedades del oído. Los trastornos del oído que precisan atención inmediata son diarios, aunque la mayoría se resuelven sin apenas tratamiento.
La otitis es la infección o inflamación del oído ocasionada, principalmente, por virus y bacterias. Según su ubicación, la otitis la podemos clasificar en dos tipos: otitis externa y otitis media. Es más común que la infección se produzca en el oído medio, que se sitúa justo detrás del tímpano.
Los niños son más propensos que los adultos a desarrollar otitis media. Normalmente, la infección de oído casi siempre aparece asociada a un catarro, al moco o la congestión, por lo que es muy frecuente que los niños padezcan una otitis media en los 3 primeros años. El verano, con los baños en playas, piscinas y la humedad del ambiente, contribuye a que las infecciones ataquen al oído externo.
Para un buen diagnóstico de la otitis es fundamental realizar una buena historia clínica, con preguntas dirigidas a conocer la causa de la inflamación. A continuación, se debe realizar una exploración del oído, que se puede realizar mediante un otoscopio, un otomicrocospio, un otoendoscopio o un videoendoscopio.
Tipos de otitis
Otitis Externa
La otitis externa, también conocida como oído de nadador, se produce en el exterior del conducto auditivo, principalmente por una inflamación de la piel de este canal.
Es la patología más típica del verano, puesto que los condicionantes que favorecen este tipo de infección son el calor, la humedad y la entrada de agua en el oído. Este tipo de infección no suele ser grave, pero sí es dolorosa.
Se produce por una alteración de la piel que causa picor. Al rascarnos, inconscientemente, nos hacemos pequeñas grietas en la piel, que es donde se introducen los gérmenes que habitualmente están en las piscinas o en cualquier medio acuático contaminado.
Hay varios tipos de otitis externa: externa difusa, externa localizada, externa micótica y externa eccematosa.
Otitis Media
La otitis media es la inflamación de la mucosa del oído medio. Suele tener un origen bacteriano o vírico, por lo que aparece acompañada de un catarro. Es una patología más propia del invierno.
En la otitis media la trompa de Eustaquio, conducto que comunica el oído medio con la rinofaringe, sufre una inflamación, provocando una acumulación de líquido dentro del oído que se infecta y produce dolor en el tímpano. La otitis media se puede clasificar en tres tipos: otitis aguda, otitis subaguda y otitis crónica.
La otitis media afecta a todos los grupos de edad, pero es más frecuente en niños de 0 a 7 años.
Síntomas y causas de la otitis
Tenemos que diferenciar los síntomas de la otitis externa y de la otitis media. En la infección del oído externo, los principales síntomas son la picazón, la inflamación, el enrojecimiento del canal auditivo y el dolor. El dolor tiene una particularidad que no vamos a ver en otro tipo de otitis, y es que el dolor aumenta cuando toca se presiona el trago.
En la otitis media es frecuente que la infección venga acompañada de una serie de emisión de secreciones. Normalmente, cuando la zona está infectada por hongos, suelen ser secreciones blanquecinas y de textura rugosa. Sin embargo, cuando está infectada por bacterias, tiene un color más amarillento.
Las infecciones en el oído medio suelen tener síntomas similares a los de la otitis externa, pero en ciertas ocasiones también se sufre pérdida auditiva, náuseas, sensación de mareo o inestabilidad.
En el caso de los bebés, es frecuente que el dolor se manifieste con irritabilidad y llanto, que aumenta por la noche.
Tratamiento de la otitis
Cada tipo de otitis tiene su tratamiento y solución. Lo fundamental es acudir al otorrinolaringólogo para un buen diagnóstico y para que tenga en cuenta las características de la inflamación.
En el tratamiento de la otitis externa se debe evitar la entrada de agua en los oídos y se administrarán antinflamatorias y gotas para acortar la evolución de la infección.
Por otro lado, en el tratamiento de la otitis media es importante la administración de antinflamatorios y, en algunos pacientes, también se administran antibióticos por vía oral. En el caso concreto de la otitis media secretora, la de la mucosidad, es necesario hacer un control clínico para asegurar que la infección se ha curado correctamente.
En algunos casos también se pueden administrar corticoides o incluso, en pacientes más graves, es necesario la colocación de drenajes mediante una simple intervención quirúrgica, para evitar secuelas a largo plazo.
Aunque la infección de oído es un problema médico menor, en el 90% de los casos no existen complicaciones, la Organización Mundial de la Salud advierte que la otitis media puede provocar daños y la pérdida de audición. Es aconsejable realizar revisiones periódicas y acudir al otorrino para tener una buena salud auditiva y descartar cualquier problema.
Prevención de la otitis
Los pequeños son los más vulnerables a padecer este tipo de infecciones, pero ¿podemos prevenirlas? El riesgo de las infecciones de oído, principalmente en niños, se pueden reducir siguiendo estos consejos y cuidados para una buena higiene auditiva.
- No fumar delante de los niños.
- Tener todas las vacunas al día.
- Realizar lavados nasales frecuentes.
- Uso de tapones en la piscina.
- Evitar la manipulación de los oídos.
- Si aparecen los primeros síntomas, acudir al médico o especialista.
- No usar bastoncillos para limpiar los oídos.
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