La medicina se define como la ciencia que se dedica al estudio de la vida, la salud, las enfermedades y la muerte del ser humano o de los animales. Por lo tanto, implica la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades.
No obstante, hay que destacar que las especialidades de la medicina no son únicamente aquellas que cuentan con profesionales que están en contacto directo con los pacientes, sino que hay otras especialidades que el paciente no ve y que, sin ellas, el trabajo de otros médicos sería incierto.
Es el caso de la anatomía patológica, una de las ramas fundamentales de la medicina y la investigación. ¿Quieres saber en qué consiste exactamente? ¡Pues sigue leyendo! En este artículo te contamos todo lo que necesitas saber sobre esta especialidad.
¿Qué es la anatomía patológica?
La anatomía patológica es la especialidad médica que se encarga de estudiar los tejidos, las células y sus anomalías, con el objetivo de contribuir al diagnóstico de enfermedades. Esta ciencia médica también se conoce como patología y, como hemos dicho anteriormente, su fin es observar la morfología de estas para ver si son normales o padecen alguna alteración.
El origen de la anatomía patológica es muy antiguo y se basa, prácticamente, en la observación directa del órgano enfermo. Con el paso del tiempo, se han incorporado diferentes métodos, como la observación microscópica o técnicas moleculares.
Lo cierto es que esta especialidad es poco conocida, ya que su actividad se desarrolla fuera del contacto directo con el paciente. No obstante, eso no le resta importancia, ya que el papel de los patólogos es esencial para establecer el pronóstico y tratamiento de los pacientes.
En este sentido, el médico patólogo está integrado dentro del equipo de Servicio de Anatomía Patológica y realiza sus funciones en el laboratorio. Para poder estudiar las muestras, se necesita tomar una parte del tejido de la zona que se quiere analizar a través de una biopsia, citología o autopsia clínica.
Una vez se toma la muestra, se procesa por el microscopio y el patólogo desarrollará un diagnóstico, teniendo en cuenta el historial médico, las pruebas realizadas y la biopsia. Por tanto, el patólogo tiene una gran responsabilidad, puesto que un error en su informe puede llevar a un diagnóstico erróneo y a un tratamiento que perjudique la salud del paciente.
¿Qué tipos de pruebas se realizan en anatomía patológica?
Como hemos mencionado en el epígrafe anterior, el objetivo principal de la anatomía patológica no es solo estudiar la evolución y causas de una enfermedad, sino también hacer un pronóstico de los efectos que pueden tener las diferentes enfermedades en los seres humanos. Para ello, se analizan las células de los tumores y tejidos del organismo.
Así, dentro de los estudios anatomopatológicos y citodiagnósticos se diferencian dos tipos de pruebas: patológicas y diagnósticas.
En las primeras de ellas, se analiza una muestra del tejido de cualquier órgano con la intención de identificar el tipo de célula y qué tratamientos serían de utilidad para combatir la alteración. Estos tipos de procesos se llevan a cabo en varias enfermedades, como las siguientes:
En cuanto a las pruebas diagnósticas, también se conocen como biopsia y su principal objetivo es obtener una muestra de líquido orgánico o tejido para estudiar la existencia de una enfermedad, con la intención de determinar un diagnóstico concreto. Así, el análisis de la muestra se puede realizar con las siguientes técnicas:
- Himunohistoquímica: Su principal fin es identificar antígenos que tienen una función de marcador específico, lo que ayuda en el diagnóstico de algunas enfermedades.
- Citología o frotis: Con esta técnica se obtienen células que se analizan en el laboratorio y se determina si tienen alterada su funcionalidad.
- Microscopía electrónica: Permite visualizar la célula o la muestra de tejido ampliando su tamaño. Así, se puede estudiar su estructura y presencia de anomalías.
- Hemapatología: Estudia las células sanguíneas y sus precursores para saber si existen anomalías estructurales o bioquímicas.
¿Cuáles son las funciones de un patólogo?
La incertidumbre del paciente comienza con los primeros síntomas, aunque todavía no es consciente de qué es realmente lo que le puede ocurrir. Una primera consulta puede acercarle a alguna idea, pero necesita que le realicen varias pruebas para orientar un diagnóstico. Y una de esas pruebas es la biopsia.
Los patólogos entran a trabajar en el momento en el que el trozo del tejido del paciente abandona el cuerpo. Esa muestra puede ser extraída durante una intervención quirúrgica, en cuyo caso el patólogo debe emitir un diagnóstico casi en vivo y de su decisión dependerán los pasos que se den a continuación en el quirófano. La otra opción es que el patólogo revisa la biopsia, o un órgano o tejido, una vez el paciente ha pasado por quirófano.
Generalmente, los patólogos seleccionan las zonas de la muestra que van a valorar, con especial vigilancia en la parte más sospechosa y sus bordes correspondientes. Una vez analizadas todas las partes de la muestra, se realiza el diagnóstico, que, en ocasiones, es largo y difícil.
Lo cierto es que el día a día de un patólogo anatómico se caracteriza por un “no parar”. Entre las visitas de sala y las tareas clínicas, los patólogos pasan largas horas en el laboratorio, echando en algunas ocasiones hasta horas extras.
La principal función de este profesional es analizar las muestras de órganos y células recolectadas. Por tanto, realiza una intervención diagnóstica sustantiva sobre las lesiones identificadas y puede evaluar la efectividad del tratamiento a ofrecer.
Entre las funciones más habituales del patólogo se encuentra el “Cut-up”, que es cortar y preparar muestras macroscópicas, la microscopía, que se basa en revisar las células o muestras del tejido para estudiar sus estructuras, revisan las muestras de la citología y la realización de autopsias.
No obstante, además de las funciones propias del laboratorio, los patólogos también tienen que elaborar informes, en los que a menudo se incluyen las muestras y los resultados de sus respectivos análisis, así como la correlación con otras pruebas y la información clínica.
Además, tienen que verificar todos sus casos, incluidos los informes, con un consultor, que debe verificarlos antes de ser autorizados. Asimismo, tiene que participar en varias reuniones con equipos multidisciplinarios y participar en el proceso de enseñanza de los estudiantes que estén en prácticas en el laboratorio.
Por tanto, el patólogo, como el resto de profesionales de la salud, realiza un trabajo de servicio a la sociedad, velando por la salud y bienestar, aunque no esté en contacto directo con el paciente.
Diferencias entre anatomía patológica y patología clínica
En términos generales, el campo de la patología implica examinar muestras de pacientes en un laboratorio para determinar la naturaleza, causa y progresión de la enfermedad. En este sentido, tanto los patólogos anatómicos como los patólogos clínicos realizan este tipo de investigaciones, pero sus funciones y responsabilidades son muy diferentes.
Ambos son profesionales médicos altamente cualificados que estudian las enfermedades y sus efectos en el cuerpo humano. No obstante, la principal diferencia es que los patólogos anatómicos estudian órganos y tejidos, mientras que los patólogos clínicos suelen trabajar con fluidos corporales como sangre y orina.
Por ello, los patólogos anatómicos a menudo eligen una especialidad como patología pediátrica o autopsia, pero los patólogos clínicos no suelen tener que limitarse a una población de pacientes concreta.
Los patólogos anatómicos, como hemos comentado anteriormente, trabajan en un campo muy variado de la investigación médica. Dependiendo de su especialidad, pueden colaborar con cirujanos, médicos forenses, dermatólogos, neurólogos o cualquier otro profesional cuyo fin sea recolectar tejido para biopsia, diagnosticar correctamente enfermedades y desarrollar un tratamiento adecuado.
Por su parte, los patólogos clínicos supervisan una amplia gama de divisiones de laboratorio, que incluyen hematología, inmunología y toxicología. Así, utilizando muestras de líquido como sangre, líquido cefalorraquídeo y médula ósea, estos profesionales ayudan a los médicos a determinar la causa y gravedad de una variedad de enfermedades.
También pueden utilizar otras herramientas de diagnóstico para analizar la concentración de determinadas sustancias en el organismo, como el alcohol o las drogas.
Lo cierto es que ambos profesionales necesitan una correcta y adecuada formación para realizar eficazmente sus funciones, pero también una continua actualización en cuanto a contenidos, puesto que deben conocer las últimas novedades. Para ello existen múltiples programas formativos, como los que puedes encontrar en nuestra web.